Hoy 21 de enero, cubierta con el manto de la Más Alta Gracia, asistida y contenida, empiezo a salir de mi guarida. Me tomé un descanso al inicio de año, me desconecté de redes sociales, medios y mantuve el mínimo de comunicación. Recibí una invitación de mi cuerpo, le di atención, cuidados, mimos y mucho silencio. Me tocó un tiempo de gusano, de volver al capullo y recuperar mi propio amor.
El puente dorado de mi corazón a mi cabeza sigue en construcción. Cada día me entrego a lo que Es, digo Sí, sin preguntas y el puente se fortalece, irradia más luz….sigo sanando.
Ha sido y sigue siendo un espacio muy enriquecedor y luminoso. Detenerme y respirar, detenerme y contemplar, detenerme y sentir… me ha permitido rescatarme, retomarme, abrir viejos baúles llenos de instrumentos sagrados guardados en lo profundo de mi corazón. Qué rica me siento, cuanto hay dentro de mi y cuanto hay afuera para recordarme, si acaso se me olvida. Cuanta gratitud a la vida que me muestra una vez más su abundancia suprema.
Salgo pidiendo a la Gran Madre la bendición para cada uno de mis pasos y que el Amor sea el ingrediente principal y el mejor de los guías.
Gracias por seguir mis publicaciones, por leerme y compartir. Le das sentido a mis escritos y abonas mis impulsos de seguir generando. Cuando yo sano, también sanas, juntos/as generamos un espacio sagrado en el que siempre hay lugar para más. Preparando el vuelo…